La Basilica


Al llegar a América, el colonialismo se sostuvo principalmente en dos pilares: el orden arquitectónico y la religión. En el caso particular de Lima, la religión no solo funcionó como una herramienta de dominación simbólica, sino que adquirió un rol protagónico en la configuración de la nueva sociedad. La irrupción del asentamiento español rompió con las estructuras culturales indígenas preexistentes, y frente a ese quiebre, el cristianismo fue utilizado como medio de reorganización espiritual, social y política. La Iglesia se convirtió en una institución clave para legitimar el poder colonial y para intentar transformar las creencias y prácticas originarias.
La arquitectura religiosa, y en especial las capillas, jugaron un papel esencial en ese proceso. Más que simples edificios de culto, estas construcciones eran dispositivos de control ideológico. Su emplazamiento, sus formas y su escala estaban pensadas para imponerse en el paisaje y transmitir la superioridad del mundo europeo y cristiano. En la imagen observamos una capilla en Lima rodeada de personas, lo cual evidencia cómo estos espacios se convirtieron en centros de congregación y en escenarios activos de evangelización. Allí no solo se celebraban rituales cristianos, sino que también se enseñaba el idioma, se dictaban normas de conducta y se ejercía una vigilancia moral sobre la población indígena.
Particularmente la fachada de la capilla cumplía un rol clave en el proyecto colonial: no solo marcaba el acceso al templo, sino que actuaba como una superficie de comunicación visual. A través de su escala, su ornamentación y sus símbolos cristianos, buscaba imponer respeto y transmitir el poder espiritual y cultural del nuevo orden. Era, en muchos casos, lo primero que veían los pueblos originarios, funcionando como una especie de "escenario" que anticipaba la autoridad de lo que ocurría dentro. Así, más allá de lo estético, la fachada operaba como un mensaje de conquista y conversión.
Así, la capilla no solo representa la presencia de la fe católica, sino también una herramienta concreta del proyecto colonizador, que buscaba borrar o subordinar las ideas locales bajo el símbolo de la cruz.
"Una gran cantidad de iglesias y palacios muestran la significación que tiene la fachada en el barroco y en sus formas derivadas"
Romero - La Ciudad Occidental p. 163
“la fachada retablo dominando la plaza y la alameda externa a la ciudad enmarcada por lugares de devoción.”
Nicolini - Ciudad Hispanoamericana p.1087